Mi hijo no quiere estudiar: ¿Qué hago?
Lo sé, lo sé. Es frustrante. Ahí está tu hijo, sentado frente a sus libros, pero con la cabeza en otro planeta. ¿Levantarse de la silla para ir al baño? ¡Sí! ¿Ir a estudiar? ¡Ni de broma! Y te preguntas: «¿Por qué mi hijo no quiere estudiar?». Vamos a desentrañar este enigma y, con un poco de suerte, transformarlo en un fanático de los libros (o al menos en alguien que pase sus exámenes sin drama). Vamos a ello.
(spoiler: quédate hasta el final del artículo porque el mejor consejo está en la última línea, un consejo que puede cambiar el futuro de su hijo😜).
¿Qué hacer si tu hijo no quiere estudiar?
Lo primero que debes saber es que NO eres el único/a que está en esta situación. Muchos padres pasan por lo mismo: ese choque entre querer ayudar a sus hijos a tener éxito y la realidad de que no quieren ni mirar un libro. Pero, ¿qué puedes hacer tú como padre/madre para cambiar esta actitud?
- Habla con tu hijo
Puede parecer obvio, pero muchas veces no nos detenemos a preguntar por qué no quiere estudiar. ¿Está abrumado? ¿No entiende las materias? ¿Está desmotivado? La comunicación es clave, y aunque no lo creas, tu hijo probablemente tiene sus razones (aunque no siempre lo expresen bien). - Crea un ambiente adecuado
A veces, los niños no quieren estudiar simplemente porque el entorno no es el mejor. ¿Tiene un espacio tranquilo para concentrarse? ¿O su “zona de estudio” está llena de distracciones como el móvil, la consola o la televisión? Ayúdalo a organizar un espacio donde pueda estar más enfocado. - Evita comparaciones
No hay nada que deteriore más la motivación de un niño que escucharte decir: «Tu hermano siempre sacaba mejores notas» o «Mira a tu primo, ¡él sí que se esfuerza!». Las comparaciones son veneno para la autoestima y solo van a crear más resistencia a estudiar.
Cómo motivar a tu hijo para estudiar
Ahora viene lo bueno: cómo hacer que se levante de ese sofá y se ponga a estudiar sin que parezca que lo estás llevando a una tortura medieval. ¿Misión imposible? ¡Para nada!
- Haz que el estudio sea un reto, no una obligación
A todos nos gusta un buen reto. Dale un toque competitivo, como “A ver si puedes estudiar 20 minutos sin mirar el móvil” o “Si terminas este tema en media hora, jugamos a algo que te guste”. Eso sí, evita que sienta que estudiar es solo por la recompensa; la idea es que desarrolle disciplina, pero un incentivo inicial nunca viene mal. - Relaciónalo con sus intereses
Si a tu hijo le encantan los videojuegos o el fútbol, intenta conectar los temas de estudio con esas pasiones. Por ejemplo, si está aprendiendo matemáticas, habla de estadísticas de sus jugadores favoritos o de cómo funcionan los algoritmos en los videojuegos. - Establece metas pequeñas
En lugar de decirle “Tienes que estudiar toda la tarde”, establece metas cortas y claras: “Estudia este tema durante 30 minutos”. Las metas pequeñas son más manejables y generan una sensación de logro que motiva a seguir. - Crea una rutina
Los niños (y adultos, seamos sinceros) funcionan mejor cuando tienen una rutina. Si todos los días hay un horario establecido para el estudio, será más fácil que lo asuman como parte de su día y no como algo ocasional y molesto.
Evita esto y tu hijo mejorará en los estudios
A veces, el problema no es tanto lo que haces, sino lo que deberías evitar para que tu hijo no quiera huir al escuchar la palabra «estudio». Aquí te dejo algunos errores comunes que cometemos los padres:
- Evita sermonear
Lo sé, todos lo hemos hecho, pero dar discursos interminables sobre la importancia de los estudios no suele dar resultado. Si bien es importante que tu hijo sepa por qué debe estudiar, la clave es transmitirlo de manera breve y con ejemplos claros. El sermón largo solo apaga cualquier chispa de interés. - No amenaces con castigos
«Si no estudias, te quedas sin videojuegos todo el mes». Este tipo de amenazas solo crea una relación negativa con el estudio. Lo que queremos es que vean el valor de estudiar, no que lo vean como una obligación forzada bajo amenazas. - No lo hagas por él/ella
Si cada vez que tu hijo no entiende algo, saltas a la acción y le das todas las respuestas, le estás quitando la oportunidad de esforzarse y aprender. Guiarlo, sí; hacer el trabajo por él, no.
Mejores técnicas que utilizar cuando tu hijo no quiere estudiar
Sabemos que obligar a un niño a estudiar puede ser más difícil que convencerlo de que coma verduras. Pero con las técnicas adecuadas, el proceso puede ser más fácil (y más divertido).
- La técnica Pomodoro
Esta es súper efectiva. Se trata de estudiar por intervalos cortos de tiempo (25 minutos), seguidos de descansos breves (5 minutos). Tu hijo verá que estudiar no tiene que ser algo eterno y sin fin. ¡Y esos 5 minutos de descanso pueden ser perfectos para despejar la mente! - Usa mapas mentales
Los niños aprenden mejor cuando visualizan las cosas. Crear mapas mentales o diagramas puede ayudarles a ver cómo están conectados los conceptos. Además, dibujar y organizar la información es más entretenido que simplemente leer un libro de texto. - Utiliza apps educativas
Existen muchas aplicaciones que convierten el estudio en un juego. Plataformas como Quizlet, Kahoot o incluso Duolingo para idiomas pueden hacer que aprender sea más interactivo y menos aburrido.
Cuando falla la técnica
¿Qué pasa si nada de esto funciona? Pues bien, en algunos casos puede que tu hijo tenga problemas de aprendizaje o simplemente esté pasando por una etapa complicada. Si ves que la situación no mejora, quizás sea el momento de buscar ayuda externa, como un tutor o incluso evaluar si hay algún problema de atención o concentración que necesite atención.
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