El hábito de moda que destroza tu concentración

Hoy en día, la mayor parte de las personas tenemos un móvil. En una edad muy temprana se dispone de él para estar bien comunicados. Es un avance tecnológico que nos permite comunicarnos con fluidez, ahorra muchísimo tiempo en los trabajos, recibimos información y formación y podemos realizar tareas a un solo click que nos ayudan en el día a día. Hasta aquí todo bien y parece que solo se desprenden bondades de su uso.

Como lo utilizamos todo el día, a medida que lo usamos creamos un hábito mental. Nuestra mente se habitúa a mirarlo continuamente y cada vez la frecuencia aumenta. Además del wassapt, los motivos para mirarlo y las aplicaciones parecen no tener fin, facebook, instagram, twitter, y un infinito etcétera. Cuando nos aburrimos rápidamente acudimos a él sedientos de comunicación. Día a día vamos creando una tendencia en nuestra mente que parece normal y beneficiosa pero en realidad se ha convertido en el enemigo nº 1 de la concentración.  Y ¿por qué? Si todo el mundo lo mira todo el día y yo lo necesito para el trabajo, ¿Cómo me puede perjudicar?

Aquellos que entrenan su concentración y quieren mejorarla saben que cuando la mente está agitada con un montón de pensamientos no es posible alcanzar un nivel de concentración adecuado. No te sale nada, la tarea más sencilla se convierte en algo difícil porque estás disperso, empiezas una cosa y pasas a otra y al final no acabas ninguna, vamos saltando de una tarea a otra sin control alguno. Este mismo patrón es el que estamos desarrollando fuertemente al utilizar el móvil sin control. Como resultado nuestra mente no para, de un sitio a otro, y ¿qué ocurre cuando necesitamos concentrarnos para estudiar o aprender algo? Que nos resulta difícil, rápidamente perdemos la concentración y empezamos a pensar en otras cosas, leemos algo y tenemos que volver a leer porque aparecieron otros pensamientos que nos robaron la concentración que habíamos conseguido. No estamos tranquilos en ningún momento; recuerdo en un curso que había una persona a mi lado inquieta que se movía mucho y le pregunté «¿qué te ocurre? ¿no estás aprovechando el curso?» Y me dijo: “ya, es que ahora tengo que mirar el wassapt y me habrán llegado un montón de mensajes.” Esta vorágine de comunicación nos genera ansiedad y tensión, estamos inquietos buscando nuestra dosis de móvil, hasta que no lo miramos no se reduce nuestra ansiedad, igual que las personas adictas necesitan su dosis de droga.

El uso controlado del móvil nos ayuda en nuestra vida y si lo miramos en momentos puntuales del día se convierte en un amigo, pero si abusamos de él y pasa a controlarnos a nosotros se convierte en un enemigo. Tú decides ?

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Feliz día.