Concentración y silencio

Siguiendo el principio Kayzen de mejora constante, hace unos meses decidí apuntarme a un curso de concentración y silencio (también llamado retiro 🙂 ).

Cada cierto tiempo es aconsejable salir de la zona de confort y experimentar nuevas sensaciones, en este caso tiene que ver con nuestra mente y encontrarnos con nosotros mismos.

El curso se realizaba en un entorno incomparable en la zona de Montserrat (Barcelona). Mi experiencia, hasta entonces con la meditación había sido más bien escasa. Había leído a varios autores y todos me llevaban hacia el mismo camino, así que; como lo que me apasiona es la mente y todo lo que tenga que ver con mejorar su rendimiento, me lancé a la piscina 🙂

Eran 4 días, en los que se realizaban sesiones de meditación de una hora y cuarto cada una, a lo largo del día 5 sesiones en total, repito esto porque es un detalle que igual se pasa por alto, una hora y cuarto y 5 sesiones cada uno de los días. Para el que no esté experimentado, piensa que debes de sentarte en la misma posición durante ese tiempo manteniendo la concentración en el objeto o experiencia que tú desees en completo silencio, visualizando con tu mente y sintiendo aquello en lo que estés concentrado con la mejor nitidez que puedas (lo explico en términos sencillos para que se entienda). En el centro estaban preocupados por si aguantaría durante todo el proceso, ya que no había realizado los pasos previos y preparación para este curso. Sería como correr de vez en cuando en el gimnasio y al día siguiente te presentas a una Maratón. Pues allí estaba con total predisposición y ganas de aprender.

Recordaba constantemente la frase de Deepak Chopra: “Sé como un niño cuando aprende”.

Los niños aprenden las cosas de corazón, no tienen el pack de prejuicios instalado, no tienen que pasar por filtros, frenos mentales…

Como un niño feliz me encontraba sentado y dispuesto a experimentar con mi mente, en silencio, a solas conmigo mismo. En mis 32 años nunca me había encontrado a solas con mi mente de manera consciente. Nuestra mente siempre está dispuesta a darte nuevas cosas en qué pensar, te lleva de un lado a otro, actúa como un “mono que salta”, acallar ese mono es más complicado de lo que parece en un principio.

Con lo que no contaba era que, el entrenamiento en la memoria rápida pasara a formar parte de la ecuación y potenciara toda esta experiencia. Desde el principio pude controlar todas las resistencias tanto mentales como físicas que van apareciendo cuando estás sentado tanto tiempo. La fase de inducción y pasar a un estado mental más relajado lo realizaba con mucha facilidad y las visualizaciones también, lo llevo haciendo de otra manera durante años 🙂 Pude aguantar las sesiones disfrutándolas plenamente, e incluso cuando acababan me quedaba más tiempo porque realmente estaba disfrutando de ese estado mental. En todos los niveles: mental, físico y espiritual, me ha enriquecido y por eso lo comparto contigo.

Cuando entrenas la concentración y la atención diariamente creas un hábito en tu cerebro que hace que por simpatía impregne todo aquello que vayas a realizar en tu vida, quieras o no, está grabado en el subconsciente, es su tendencia natural.

Gracias por estar aquí, si te ha gustado compártelo.