Convierte tus preocupaciones en acciones

En mayor o menor medida, el inicio de año nos invita a hacer un análisis del último año en el que es fácil que aparezcan algunas preocupaciones. La dificultad para aprobar cierto examen, la preocupación por haber perdido estado de forma, la preocupación por la subida de los recibos…

Analicemos el significado etimológico de la palabra preocupación: ocupación previa.

Siempre digo que preocuparse es sufrir dos veces, la primera por si acaso. Y muchas veces el tiempo nos muestra que esa preocupación no era tan importante y que tenía una solución. Aquellas cosas que nos preocupan suelen tener solución, en caso de no tenerlas no tiene mucho sentido preocuparse; y si tienen solución tampoco hace falta preocuparse, lo que hay que hacer es ocuparse, pasar a la acción.

Preocupaciones positivas

Las preocupaciones de las que hablábamos antes tienen soluciones:

  • Dificultad de un examen: prepararse bien y con buena técnica.
  • Haber perdido el estado de forma: hacer deporte.
  • Subida de precios: disminuir gastos o aumentar ingresos (mejor esta última).

Si optamos por pasar a la acción, la preocupación habrá sido buena. Nos habrá ayudado a cobrar conciencia de una situación y ponerle remedio mediante una acción.

Preocupaciones negativas

La preocupación puede ser negativa en los casos en que nos paralice. Y es que el miedo nos puede paralizar. Imaginar la peor situación (cuya probabilidad de que suceda suele ser muy baja) o preocuparnos por situaciones que escapan a nuestro control.

Fases

Vamos a ir por la vertiente positiva, decidir pasar a la acción. Las fases son estas:

  1. Plantearse la meta que queremos alcanzar. Puede ser una meta que me acerque a lo que quiero o una meta que me aleje de lo que no quiero. Hay una sutil pero importante diferencia.
  2. Deliberación: buscar los recursos para alcanzar la meta. ¿Necesito nuevas herramientas?
  3. Decisión: elegir los medios adecuados. Elegir implica escoger, unos sí, otros no.
  4. Ejecución: con todos los anteriores ya está todo preparado para pasar a la acción. Aquí también podemos detectar dificultades que no habíamos previsto.

Algunas veces se ha decidido todo pero no se pasa a la acción. En psicología se conoce como abulia de ejecución, todo decidido pero no se pasa a la acción.

En este blog te hemos dado algunas claves para pasar a la acción, te recomiendo la técnica del Pomodoro.

¿Eres de los que te cuesta pasar a la acción? Cuéntanoslo en los comentarios.