Cómo repasar mejor utilizando la curva del olvido

Uno de los mayores retos que enfrentan los estudiantes es la retención de información a largo plazo. Por más que pases horas estudiando, si no aplicas una estrategia de repaso adecuada, es probable que olvides gran parte de lo aprendido. Aquí es donde entra en juego la curva del olvido, una teoría que puede ayudarte a mejorar tus repasos y asegurar que lo que estudias realmente se quede en tu memoria.

¿Qué es la curva del olvido?

La curva del olvido es un concepto propuesto por el psicólogo Hermann Ebbinghaus que explica cómo, tras aprender algo nuevo, nuestra capacidad de retener esa información disminuye con el tiempo si no la repasamos adecuadamente. Es decir, cuanto más tiempo pasa sin repasar, más rápido olvidamos lo aprendido. La curva ilustra la rapidez con la que olvidamos, pero también demuestra que podemos vencer el olvido si utilizamos la estrategia correcta de repasos espaciados.

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Cómo funciona la curva del olvido

La curva del olvido nos muestra que inmediatamente después de aprender algo, el nivel de retención es muy alto, pero sin repasos, este nivel cae drásticamente. Por ejemplo, podrías olvidar más del 50% de la información solo después de un día, y más del 80% después de una semana.

La clave para retener el contenido está en realizar repasos espaciados en momentos estratégicos. Cada vez que repasas, refuerzas tu memoria y la curva del olvido se vuelve menos pronunciada. Esto significa que, si planificas bien tus repasos, el tiempo entre ellos puede ir aumentando progresivamente, permitiéndote retener la información con menos esfuerzo.

Cómo afecta el olvido en el aprendizaje

El olvido es un proceso natural que afecta a todos, sin excepción. No importa lo bien que hayas estudiado algo, si no repasas de forma constante, es casi seguro que lo olvidarás. Esto no solo impacta tu rendimiento en los exámenes, sino que también genera frustración y pérdida de tiempo. ¿Te ha pasado que pasas horas preparando un tema solo para darte cuenta de que, semanas después, ya no recuerdas casi nada? Este es el efecto directo de la curva de olvido.

Si no combates el olvido con repasos adecuados, terminarás atrapado en un ciclo de «aprender y olvidar», lo cual hace que tu proceso de estudio sea mucho menos eficiente. La buena noticia es que este ciclo se puede romper si conoces las estrategias adecuadas para vencer la curva del olvido.

Cómo vencer el olvido

Para vencer el olvido y aprovechar al máximo tu tiempo de estudio, lo más importante es entender que no basta con estudiar una sola vez. Los repasos espaciados son tu mejor aliado para asegurar que el conocimiento permanezca en tu memoria a largo plazo.

La fórmula es sencilla: el primer repaso debe hacerse poco tiempo después de haber aprendido la información por primera vez, idealmente el mismo día o al día siguiente. Luego, el segundo repaso debe hacerse unos días después, el tercero una semana más tarde, y así sucesivamente. Cada repaso «resetea» la curva del olvido, haciendo que el contenido se consolide cada vez más en tu memoria.

Además, es importante variar la manera en que repasas: alterna entre leer tus apuntes, hacer ejercicios prácticos, enseñar el contenido a otros o utilizar técnicas de memorización activa, como la autoevaluación.

Mejores técnicas de estudio para vencer la curva del olvido

Aplicar las siguientes técnicas te ayudará a vencer la curva del olvido y mejorar tu rendimiento en los exámenes:

Flashcards: Las flashcards o tarjetas de memoria son herramientas prácticas para repasar conceptos clave de manera rápida y efectiva. Úsalas para recordar fechas, definiciones o fórmulas matemáticas.

Técnica de repasos espaciados: Como ya hemos mencionado, programar repasos periódicos es esencial. Puedes utilizar aplicaciones como Anki o Quizlet, que te ayudan a organizar tus repasos en función de cuándo es más probable que olvides la información.

Test de autoevaluación: En lugar de releer tus notas pasivamente, pon a prueba lo que recuerdas mediante preguntas o exámenes de práctica. La autoevaluación activa no solo refuerza tu memoria, sino que también te ayuda a identificar áreas que necesitan más atención.

Mapas mentales: Los mapas mentales son una excelente herramienta para repasar grandes volúmenes de información de manera visual. Esta técnica te permite conectar conceptos y hacer asociaciones, facilitando el proceso de memorización.

Técnica Feynman: Explicar el contenido en voz alta como si se lo enseñaras a alguien más es una forma efectiva de consolidar lo aprendido. La técnica Feynman te obliga a comprender a fondo los temas y te ayuda a detectar puntos débiles en tu conocimiento.

Método Pomodoro: Este método de gestión del tiempo es ideal para estudiar de manera más concentrada. Consiste en trabajar en intervalos de 25 minutos seguidos de 5 minutos de descanso. Tras 4 «Pomodoros», tómate un descanso más largo. Esta técnica te ayudará a mantener la atención durante los repasos sin sentirte agotado.

Ahora te estarás preguntando, vale, todo esto está muy bien, pero… ¿dónde aprendo a utilziar bien todas estas técnicas?

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