Seguro que más de una vez te ha pasado que no has sido capaz de encontrar las llaves, el bolso o incluso, la cartera. 

Y al final, te has quedado en casa o has llegado tarde al sitio donde ibas. 

O por ejemplo, seguro que alguna vez has escuchado decir a alguien (o incluso, tú mismo): “Se me da fatal recordar los nombres, en cambio, para las caras tengo una memoria estupenda”.

¡No te preocupes, porque a todos nos pasa! 

Justamente estas dos situaciones son ejemplos de memorización visual y, sí que es verdad, que algunos la tienen más desarrollada que otros. 

Pero, ¿cómo funciona exactamente nuestra memoria? 

La memoria es el proceso que nos sirve para reunir, almacenar y retener información que luego podemos recuperar. 

Existen tres grandes tipos de memoria: 

• Memoria sensorial
• Memoria a corto plazo
• Memoria a largo plazo 

La memoria visual es un tipo de memoria sensorial. 

Es decir, conservamos brevemente la imagen de lo que vemos y, una vez procesada la información, o la sustituimos por un nuevo estímulo, o la conservamos en la memoria para “rescatarla” en el futuro.

La memoria visual es la capacidad de recordar una imagen que se nos ha presentado visualmente. 

Es clave, por ejemplo, en el proceso de la lectura. 

Una baja cantidad de este tipo de memoria, puede generar dificultades en la asociación de lo visual con lo verbal, mientras que si es buena te permite escribir una palabra conocida correctamente, sin faltas de ortografía.

Y te preguntarás: ¿cómo puedo saber si tengo una buena o mala memoria? 

Pues bien, si tienes curiosidad te avisamos de que hay dos opciones. 

Puedes medirlo contando las veces que se te olvidan las cosas. 

O bien, haciendo alguno de los test que te presentamos a continuación y que te permiten evaluar tu capacidad de memorización e incluso, detectar déficits:

• Prueba de retención visual de Benton: con este test, puedes hacer una evaluación de tu percepción, memoria y capacidad visual. Normalmente se utiliza para detectar: 
  • Problemas de lectura
  • Problemas de aprendizaje no verbal
  • Daño cerebral traumático
  • Trastorno por déficit de atención, Alzheimer y otras formas de demencia. 

• Pruebas de neuroimagen: son estudios que se centran en las redes neuronales implicadas en la memoria visual usando métodos diseñados para activar áreas del cerebro, involucradas en la codificación, almacenamiento y retiro de imágenes. Con este tipo de dispositivos de imagen del cerebro se puede investigar más a fondo el rendimiento de memoria, más allá de las pruebas estándar en base a los tiempos de respuesta exactos.

Lo que sí está claro es que, para mantener una buena memoria, debes:

• Descansar bien
• No abusar del alcohol 
• Ejercitar tu mente realizando ejercicios de memorización visual o juegos para mantenerla activa. De esta manera evitarás que disminuya tu rendimiento con el paso del tiempo.

Y en esto último, sí que te podemos ayudar nosotros.

En Escuela de la memoria somos expertos en técnicas de memorización, no sólo para ayudarte a aprobar exámenes o mejorar tu rendimiento, también para mejorar tus habilidades y que tu mente se mantenga activa. 

De hecho, nuestra metodología está basada en técnicas utilizadas en la alta competición, las cuales hemos adaptado al ámbito académico, para que te resulten fáciles y rápidas de aplicar, además de divertidas. 

A continuación hemos recopilado las mejores técnicas y ejercicios para que practiques y mejores tu memorización visual. 

¿Tienes curiosidad? 

¡Sigue leyendo!