¿Mala suerte o Buena suerte?

Esta historia es real y tiene que ver conmigo, y a la vez contigo, si ha llegado a ti es por alguna razón, así que espero que te pueda servir.

En Noviembre del año pasado mientras estaba en el gimnasio, sufrí una luxación de hombro, el dolor era insoportable, me desplazaron a un hospital y no conseguían que volviera a su sitio, así que decidieron llevarme a otro hospital donde al final lo consiguieron. Fueron las 3 horas más largas y dolorosas de mi vida. Al mes me operaron para sellar la cápsula articular y poco después empecé la rehabilitación. Ante esta situación mi mente la podía afrontar de dos maneras:

Opción 1. “Vaya m….. ¿por qué me tiene que pasar esto a mí?, vaya aburrimiento, ahora no puedo hacer nada, cuando me voy a recuperar, ¿volveré a estar bien?, vaya agobio…”

Opción 2. “Detrás cada problema viene una oportunidad, y si ha ocurrido es por alguna razón, ahora tengo tiempo para poderlo disfrutar y hacer lo que me gusta, es fantástico, lo aprovecharé lo mejor que pueda”.  ¿Adivinas por cual me decidí?

Ha sido el periodo en el que más he podido crecer a todos los niveles; he podido seguir formándome, haciendo cursos, seguir aprendiendo acerca de la mente, descubrir nuevas experiencias enriquecedoras a nivel espiritual, tuve tiempo para grabar El Último Memorizador 🙂 , he leído muchísimo,  una pasada. Y la pregunta es ¿me preocupaba el hombro?, la respuesta es un no rotundo, sin expectativa alguna, de hecho ni me acordaba de él, solo pensaba en seguir disfrutando aprendiendo. Doy gracias por esta lesión y por todo lo que ha conllevado, pero lo mejor está por llegar.

Desconocía hacia donde me podía llevar y el regalo que me ha traído ha sido mayor de lo que podía haber imaginado. Y ese regalo lo comentaré cuando sea el momento. 🙂

Solo quiero que reflexiones cuando aparece un aparente problema; convertirlo en un problema o una oportunidad lo decidimos nosotros con nuestra actitud ante él y lo que hacemos después. En chino la palabra problema y oportunidad comparten el mismo símbolo. No parecido; el mismo.

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él, y lamentar su desgracia, el labrador les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe? Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: «¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?». Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?». Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?

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